Hay que referirse al histórico conflicto entre Chile y Bolivia, que desde el año 1884 existe un debate acerca de la salida al Océano Pacífico después de la ocupación de Antofagasta por Chile y con este territorio los 400 kilómetros más de la costa, como resultado de la derrota de la parte boliviana en la guerra entre los dos países en los años 1879-1883. Para aquel momento, Chile con el apoyo de Gran Bretaña invadió Bolivia para captar los yacimientos de salitre en las partes de Perú y Bolivia del desierto de Atacama, que pertenecían a la empresa chilena del salitre. En 2013 el gobierno de Bolivia presentó una demanda ante la Corte Internacional de La Haya contra Chile, con la exigencia de iniciar negociaciones sobre el acceso de Bolivia con soberanía al mar, pero las autoridades chilenas afirman que las fronteras entre los dos países se establecieron en el Tratado de 1904, y no consideran necesario revisarlas. La decisión de la Corte Internacional de Justicia sobre el derecho de Bolivia a presentar sus demandas del acceso al mar fue “el evento más significativo del año 2015”.
En el marco de este programa ideológico en el Estado Plurinacional de Bolivia, el 10 de marzo de este año tuvo lugar un evento sin precedentes de magnitud y resonancia social. La bandera más grande del mundo, con una longitud de 196,5 km, se extendía a lo largo de la carretera que conecta la ciudad de altura de Bolivia, El Alto, y la capital del carnaval, Oruro. ¿Por qué el sábado al amanecer millones de bolivianos fueron a un evento llamado “Banderazo”? La acción masiva en apoyo del retorno del Estado de una potencia naval unió a cientos de miles de personas que desplegaron una tela azul llamada como la “bandera de la venganza marítima”.
Además, la Corte Internacional de Justicia de La Haya se opuso a las objeciones de Chile a la competencia de este órgano judicial en la disputa con Bolivia por el acceso al mar. Los miembros de la Corte de La Haya señalaron que la institución tiene jurisdicción en virtud del artículo 31 del Pacto de Bogotá y tiene la autoridad para conceder la petición del Estado Plurinacional de Bolivia en la demanda el 24 de abril de 2013. Como resultado, se decidió rechazar la reconvención de Chile. Ahora la disputa territorial entre Bolivia y Chile es de la competencia de la Corte de La Haya.
En sus discursos, Morales también insinuó en una huelga de oficiales de Aduana Chilena en los puestos fronterizos, especialmente con Bolivia. Sostuvo que, desde 2015, hay más de 30 días de cierres de fronteras con Chile, y los ataques chilenos causaron daños a Bolivia en “más de $ 200 millones”. “El Gobierno chileno nunca nos apoya en la lucha contra el contrabando, pero el contrabando es una sangría para la economía boliviana”, añadió Morales. Durante su presentación en el Foro de las “Jornadas Europeas de Desarrollo” en la ciudad de Bruselas Evo Morales también denunció las deficiencias del “encierro forzoso” del país por la parte chilena, lo que afecta significativamente el desarrollo económico. Sin embargo, Morales enfatizó que en los últimos 3 años Bolivia es el líder en la tasa de crecimiento económico en la región sudamericana, a pesar de este problema. El periódico boliviano “La Razón” informa que los economistas y analistas bolivianos estimaron que con el acceso al Pacífico, la economía de Bolivia podría aumentar su crecimiento anual por lo menos en un 2%.
Incluso si Bolivia gana el juicio, esta decisión, desafortunadamente, no pondrá fin a la confrontación añeja ni a la manzana de la discordia centenaria entre Bolivia y Chile. Si la Corte de La Haya tomará la decisión sin precedentes para obligar a los líderes de Chile a negociar, es poco probable en el sentido de que Chile va a establecer la obligación de llevar a cabo estas negociaciones, siempre y cuando no se cumplían las demandas bolivianas. En general, la Corte Internacional de Justicia no es capaz de influir en “desenmarañar” las contradicciones dentro del triángulo Bolivia-Chile-Perú, debido a que la parte chilena nunca estará de acuerdo para dividir su territorio en dos partes por la llamada “corredor boliviano”, el territorio en la frontera con Perú, se no podrá entregar a los bolivianos sin el consentimiento formal de Lima, que es poco probable que otorgue a Bolivia su territorio.
Por lo tanto, hoy en día las perspectivas obtener el acceso largamente esperado al mar por Bolivia totalmente dependientes todavía en el desarrollo de las relaciones chileno-bolivianas, ya que nadie puede obligar a Chile en contra de su voluntad a dejar sus territorios conquistados en el final del siglo XIX. En esta situación, la apuesta de Morales por la Corte de La Haya, en lugar del establecimiento de las relaciones con el Gobierno de Chile, al final puede “poner fin” al “sueño del mar” boliviano.