El enfrentamiento armado brutal, que duró más de 50 años, se cobró la vida de más de un cuarto de millón de personas, familias divididas, y millones de colombianos se han visto obligados a abandonar sus hogares y lugares de origen.
El ex Presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, dejó a su seguidor no el mejor legado. Hasta la fecha, la paz en el país sigue siendo un tema clave, dado el pasado “sangriento” de Colombia. Sin embargo, esta vez la campaña electoral se llenó de una abundancia de debates sobre otros temas “pendientes” que no son menos importantes para los colombianos.
Durante la campaña electoral todos los candidatos han prometido, en primer lugar, luchar contra la corrupción, a pesar de numerosas declaraciones de los partidarios de los diferentes espectros políticos que sean, poco probable, capaces de convencer a los votantes que tienen la intención de luchar en serio contra la corrupción, cumpliendo sus promesas. Después de todo, como demuestra claramente el pasado político de Colombia, una posición firme en la retórica no significa una posición difícil después de las elecciones.
Los siguientes tres candidatos no pudieron ingresar a los líderes después de la primera ronda de votación. Uno de ellos era el ex Alcalde de Medellín y el Gobernador del Estado, Sergio Fajardo, de la coalición de centroizquierda de Colombia. Conocido profesor de la Universidad, Fajardo, fue considerado como un candidato moderado durante todo el debate.
Y, finalmente, otro participante en la primera ronda de votación, Humberto de La Calle, que negoció con las “FARC” del nombre del Gobierno, llevándolos a un acuerdo de paz, cuyo ardiente defensor se ha mantenido desde entonces. Sin embargo, la campaña electoral no le dio resultados tangibles y la calificación de apoyo de este político de 72 años se mantuvo dentro del 5% durante todo el debate.
En los últimos dos meses, Iván Duque, del partido del “Centro Democrático”, que en ese momento contaba con el apoyo del 35 al 41% de los ciudadanos, era el principal favorito de las urnas. Sus seguidores siguen “a la vanguardia” del ex Presidente colombiano, Álvaro Uribe, el principal crítico del acuerdo de paz con las “FARC”.
Como resultado de la segunda ronda de votación, celebrada el 17 de junio, a pesar de los debates brutales, el ganador fue favorito permanente de toda la campaña electoral: Iván Duque. De acuerdo con el Consejo Nacional Electoral de Colombia, después de contar el 99,8% de los votos Duque anotó más de 10,3 millones de votos (53,97%), y su oponente, Gustavo Petro, ha recibido un poco más de 8 millones de votos (41,81%).
El destino del Acuerdo de paz, que las autoridades de la República concluyeron con los rebeldes, ahora depende del nuevo Presidente de Colombia. Iván Duque, del partido “Centro Democrático”, se destaca en las posiciones del frente ideológico de extrema derecha. A su vez, cuenta con el apoyo de partidos cristianos, fanáticos religiosos a sus puntos programáticos y una serie de declaraciones sobre la “reforma” del proceso de paz en realidad significa su abolición y no su posterior implementación. Hasta la fecha, el problema no es que las “FARC” tomarán las armas nuevamente. Sin embargo, las facciones insurgentes también pueden desarrollarse rápidamente, y los comandantes de las “FARC” volverán a estar “en línea” nuevamente. Y luego, un gran problema para el país puede ser que Colombia estará condenada a vivir bajo la nueva embestida de violencia. Cómo Duque podrá “equilibrar” la solución del conflicto de medio siglo e impedir la repetición de la página “sangrienta” de la historia de Colombia en los próximos meses. Mientras tanto, debe restaurar la fe del pueblo colombiano en la observancia de los principales postulados estatales: igualdad, justicia y paz.