El equipo “LACRUS” decidió analizar el vector ruso de la política exterior del Estado latinoamericano e identificar los principales mecanismos de la interacción entre Rusia y México. En la actualidad, la parte rusa mantiene relaciones “cálidas” con México, que incluyen comercio, inversiones en el desarrollo de tecnologías avanzadas y una cooperación cada vez más estrecha en organizaciones y asociaciones internacionales como las Naciones Unidas, el G20 y el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC). Como ha señalado repetidamente el nuevo líder mexicano durante la carrera electoral, esto es solo el comienzo de la futura unión “fuerte”.
Debido a la proximidad y la frontera terrestre directa con los Estados Unidos, y también debido a la orientación de la izquierda del gobernante Partido Revolucionario Institucional Mexicano durante la Guerra Fría, México fue un importante socio geoestratégico para la URSS. En 1973, el Presidente de México, Luis Echeverría, se convirtió en el primer Presidente mexicano no comunista en hacer una visita oficial a la URSS. En 1978, durante la visita oficial del presidente, José López Portillo, los dos Estados firmaron el Tratado “Sobre la prohibición de los ensayos, el uso, la producción y la compra de armas nucleares en América Latina y el Caribe”.
A pesar de que el intercambio comercial entre los dos países no es tan significante, Rusia y México reconocen las importantes ventajas de su alianza. Los conflictos “agudos” entre Rusia y la administración de Trump, y ahora la hostilidad abierta de la Casa Blanca hacia México y su nuevo líder de la “izquierda”, abrieron muchas oportunidades para fortalecer la alianza estratégica entre Moscú y la Ciudad de México. Basándose en la atención prestada por los medios rusos de comunicación al presidente electo de México, Moscú ve un aliado potencial en López Obrador principalmente por sus opiniones antiamericanas. Muchos analistas políticos consideran que esta alineación de fuerzas es muy natural. La dura y hostil posición que Trump asumió sobre México desde el primer día de su presidencia, los lazos bilaterales de los que una vez fueron los principales socios comerciales, se están desmoronando, y el Gobierno mexicano electo tiene la intención de buscar nuevas alternativas.
Después de que los Estados Unidos de América y la UE impusieron sanciones y, por lo tanto, “cerraron la puerta” para Rusia, el Gobierno ruso ya ha apelado a otros actores internacionales. Es por eso que México, el segundo país más grande de América Latina, es muy atractivo para Rusia. Como muchos expertos creen, México puede convertirse en un socio clave de Rusia en el Hemisferio Occidental en la frontera con los Estados Unidos de América. Los intereses mutuos pueden ayudar a expandir y fortalecer los lazos entre los dos Estados. Sin embargo, la Casa Blanca ya sabe que en esta alineación de fuerzas, el único perdedor será Washington. Pero independientemente de los Estados Unidos, con la llegada de López Obrador, las relaciones ruso-mexicanas deberían pasar a un nivel superior, y así confirmar una vez más la multipolaridad de las relaciones internacionales.