El 5 de diciembre del año pasado, el Tribunal Supremo Electoral del Estado Plurinacional de Bolivia permitió que el actual Presidente, Evo Morales, y el Vicepresidente, Álvaro García Linera, se presentaran por cuarta vez en la primera ronda de elecciones programada para el 27 de enero de 2019. Así, el partido gobernante “Movimiento al Socialismo” (MAS) elude la Constitución Política de Bolivia, adoptada en 2009, por segunda vez. Según el principal documento legislativo del país, un candidato puede ser elegido para el cargo del presidente no más de dos veces. Cada período presidencial se limita a un período de cinco años.
Liderando el país desde 2006, Evo Morales termina su tercer mandato presidencial a fines de este año. Debido a la adopción de la nueva Constitución Política en 2009 durante el primer mandato de Morales, el derecho de reelección se aplicó solo a partir del segundo mandato, y los primeros cuatro años fueron “considerados”. Es decir, el líder carismático del campo de “izquierda” logró ser reelegido en noviembre de 2009 para el primer período presidencial y, en noviembre de 2014, volver a participar en la carrera presidencial.
De acuerdo con las últimas encuestas de opinión pública, otros candidatos no podrán reclutar al 15%: el ex jefe de Estado, Jaime Paz Zamora (1989–1993), el ex Vicepresidente, Víctor Hugo Cárdenas, durante el Gobierno de Sánchez de Lozada (1993–1997) y el político experimentado y el actual Gobernador del Departamento de Santa Cruz – Rubén Costas.
Según el actual Presidente, preferiría alejarse del poder, regresar a su región de origen y dedicarse a la cosecha de coca, pero “no es fácil negar cuando la gente te presenta”. La llamada popular lo hace postular por otro periodo al contrario a la Constitución del país. Si alguien podrá desafiar el liderazgo de Morales y si la oposición podrá levantar protestas sociales masivas, se mostrará muy pronto. Sin embargo, es bastante obvio que el año 2019 no será una prueba fácil para la democracia boliviana.