Los migrantes de América Central declaran abiertamente que están huyendo de la pobreza y la violencia y que van a los Estados Unidos. Hay que recordar que Donald Trump, incluso durante su campaña electoral, se pronunció en contra de la migración ilegal y, después de asumir su presidencia, comenzó a cumplir sus promesas.
En junio de este año, bajo una fuerte presión pública, firmó un decreto, cancelando su decisión, como resultado de la cual las autoridades de los Estados Unidos pudieron separar a los detenidos inmigrantes ilegales de sus propios hijos. Luego, la cancelación de esta decisión afectó al menos de dos mil quinientos niños menores. En abril, el líder estadounidense ya había mencionado en sus discursos sobre la posibilidad de enviar a los militares a la frontera con México. Incluso entonces, Trump insinuó formación y la promoción de una “caravana” de migrantes de América Central, que, según el Presidente de los Estados Unidos, es mejor detenerlo antes de que llegue.
A lo largo de los años cada día miles de personas y toneladas de productos cruzan legalmente la frontera de los Estados Unidos y México. México es uno de los socios comerciales clave de los Estados Unidos. El 20 de octubre Donald Trump ya envió los primeros destacamentos de las tropas de la Guardia Nacional para proteger la frontera, sin embargo, sigue sin estar claro qué significa ahora “cerrar la frontera” y cómo, a su vez, esto puede afectar el comercio y el movimiento de personas que tienen las visas. Además, según el derecho internacional, el Gobierno de los Estados Unidos no puede deportar a un solicitante de asilo hasta que haya examinado su solicitud.
Según la agencia autorizada “Associated Press”, muchos migrantes no tienen pasaportes, solo usan tarjetas nacionales de identidad (ID), que les permiten viajar entre los países de América Central. Sin embargo, se requiere un pasaporte para entrar a México.
Varios defensores de los derechos humanos de la organización “Amnistía Internacional” creen que el Gobierno mexicano no debe “ceder” a los métodos armados de Trump, que tratan a las personas como una “amenaza a la seguridad”. Los representantes de este organismo mundial instan a no expulsar a los migrantes a países donde sus vidas puedan estar en peligro.
El 19 de octubre el líder electo de México hizo una declaración que planea emitir visas de trabajo para los migrantes de América Central cuando asuma la presidencia en diciembre. Según Obrador, el Gobierno mexicano tiene un plan simple: cualquier persona que quiera trabajar en México recibirá una visa de trabajo. Sin embargo, el futuro Ministro de Relaciones Exteriores de México, Marcelo Ebrard, dijo que los migrantes no deberían recibir una visa de trabajo, sino el estatus de refugiado.
Según los medios mexicanos, el 19 de octubre, seis oficiales de orden público mexicanos sufrieron al tratar de contener una “caravana” de inmigrantes de Honduras en la frontera de Guatemala y México. Alrededor de cincuenta personas entraron por la puerta del puente fronterizo entre los Estados, después de lo cual los guardias comenzaron a usar gas lacrimógeno. El resto fueron obligados a retirarse. Más tarde se descubrió que durante los enfrentamientos en la frontera entre Guatemala y Honduras, había unas nueve víctimas. Después de este incidente, el 20 de octubre, las autoridades mexicanas anunciaron que pretenden abrir sus fronteras a mujeres y niños de la “caravana” de refugiados, que se organiza en dirección a la frontera sur de México. Las mujeres y los niños que pueden cruzar la frontera serán registrados en los servicios de migración mexicanos, después de lo cual serán trasladados a centros de alojamiento especiales.
El 22 de octubre, el Gobierno mexicano acudió al Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados en busca de ayuda con una resolución conjunta con las autoridades de Honduras, Guatemala y El Salvador sobre la llegada de una “caravana de refugiados” en la frontera del país. Además, los representantes de las autoridades mexicanas han solicitado asilo para migrantes de América Central.
La forma en que el Gobierno mexicano podrá resistir la embestida de la interminable “caravana” de refugiados de América Central mostrará el futuro muy próximo. Sin embargo, las autoridades mexicanas deberán “equilibrarse” al tomar sus decisiones con su principal socio comercial, porque Donald Trump ya dejó en claro que no se quedará al margen. Mientras tanto, a la vez dos “caravanas” de migrantes continúan moviéndose a través de Guatemala hacia México para llegar a la frontera con los Estados Unidos. En total, son varios miles de personas. El Gobierno mexicano sigue enfatizando que respeta el derecho a la libre circulación, pero exige que los refugiados cumplan con las normas necesarias de la legislación migratoria.